Resumen: El autor narra sus experiencias
y vivencias de la automatización en las Bibliotecas, Centros de Documentación y
Archivos de la República Dominicana, desde mediados de los años 80´s del siglo
pasado hasta la actualidad; también analiza los inconvenientes que han
presentados la migración y parametrización de registros cuando se cambia de formatos
bibliográficos en distintas bases de datos. El autor deja la posibilidad a los
lectores de ampliar, debatir y aclarar cualquier información suministrada en
este artículo debido a que alguna información haya sido pasada por alto.
Introducción histórica
La década de los años 80´s del siglo pasado fue determinante en el
desarrollo de la automatización de los centros de información y bibliotecas del
país. Paralelo a mis estudios finales en la secundaria, (esto en 1987), me
inscribí en un curso de formación de auxiliares de bibliotecas impartido en el
Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC), cuyos maestros fueron: Lucero
Arboleda de Roa, Manuel Roa, Miriam Cabral y José Lisandro Caña (en ese
entonces, encargado del área de referencia de la biblioteca de esa institución),
la duración era de cuatro meses (enero-abril) de lunes a viernes en horario de
4:00 p.m. a 8:00 p.m., la lectura y los libros siempre me llamaron la atención
y este curso me desarrolló más el amor a ellos. Previo a este curso tenía
experiencia en mecanografía, archivos y manejo de los sistemas básicos de
computadoras de la época.
Finalizado el curso fui recomendado a trabajar en la Universidad
Iberoamericana (UNIBE) como Encargado de los Equipos Audiovisuales debido a que
me había destacado mucho en esa área (luego realicé un curso de edición de
videos y manejo de equipos de sonidos, para reforzar más mi posición). Llegué a
pocos meses de haberse inaugurado la biblioteca, en ese tiempo la directora era
la Arq. Sonia Martínez de Quiroga (madre de Lilen Quiroga), chilena de
nacimiento que se enamoró del país, estudió licenciatura en Bibliotecología en
la Universidad Mundial (no existe en la actualidad). A través de ella conocí un
programa de Automatización de Biblioteca llamado CDS/ISIS, versión 3.0, la
cual, lo había adquirido a través de una fundación de índole feminista ubicada
en la desaparecida Plaza Criolla (27 febrero casi esquina Máximo Gómez al lado
de la Asociación Popular) y lo estaba implementando a manera interna en la
institución.
Mis habilidades mecanográficas, estudios básicos en programación y manejo
de sistemas operativos llamaron la atención de la Arq. Martínez y me entrenó en
el manejo y uso de esa base de datos; adicional a estos, tenía acceso a los manuales,
con el tiempo, fue contratado desde la Biblioteca del Banco Central un joven
ingeniero de nombre Domingo Polanco (luego estudio bibliotecología y hermano de
Jocelyn Polanco) quien es experto en programación habiendo realizado una buena
implementación de ese sistema en dicho Banco, la UASD entre otras instituciones;
también un joven estudiante de ingeniería del INTEC, un dominico-español de
nombre Manuel Rodríguez la cual me enseñó mucho en el manejo y programación del
mismo, Manuel colaborada en el Centro de Cultura Hispánica actual Centro
Cultural Español.
Las universidades tradicionales dominicanas fueron pioneras en la
implementación, promoción y gestión de dicho software: Pontificia Universidad
Católica Madre y Maestra (Dulce María Núñez), Instituto Tecnológico de Santo
Domingo (Lucero Arboleda de Roa), Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña
(Carmen Iris Olivo), Universidad APEC (Bienvenida Mirabal), Universidad
Iberoamericana (Sonia Martínez – Cecilia Medina); otras como O&M, UTESA, UNEV,
UTE, Universidad Católica de Santo Domingo no habían arrancado en ese proceso,
pues fue a inicio y mediano de los años 90’s que iniciaron ese proceso como la
Universidad Autónoma de Santo Domingo cuyo proyecto fue en el 1998 (¿?
Realmente no recuerdo el director o directora de la biblioteca en la época
quien iniciara las gestiones de automatización).
Todos los actores técnicos involucrados en la automatización, fueron
autodidacta en ese entonces, pues compartíamos experiencias y técnicas ya que había
muchas limitantes; una de ellas eran romper el paradigma tradicional y transformarse
a los tiempos modernos de la información que se avecinaban. En la década de los
90´s ya contábamos con más personal en ese sentido, cabe mencionar entre ellos
a Luis Manuel Peña, Pablo Brito, Odalis Cedeño, Natanael Jiménez.
Mientras eso sucedía en las bibliotecas universitarias, calladamente y con
mucho avance los Centros de Documentación y bibliotecas especializadas estaban
en ese proceso, en ese sentido, cabe mencionar como pioneros el Centro de
Documentación “Dr. Rogelio Lamarche Soto”, Centro Cultural Hispánico (con mi
amigo y mentor Ricardo Verges Vanderhorst a la cabeza en ese proceso y uno de
los principales promotores en ese sentido a nivel nacional), Centro Poveda,
Centro Bonó, Biblioteca “Pellerano & Herrera”, Biblioteca “Juan Pablo
Duarte” del Banco Central de la República Dominicana, “Biblioteca de Infotep”, Biblioteca
“Casas Reales – Quinto Centenario” (En ese entonces doña Martha de Castro
Cotes) del Centro de Altos Estudios Humanísticos y del Idioma Español, la Casa
Vicini en lo referente a sus archivos documentales (Mercedes Morales (Mechy) es
la encargada de ese departamento), Centro de Documentación de la Cámara de
Comercio y Producción de Santo Domingo, la biblioteca de Unicef (ya
desaparecida), entre otras.
Fue titánico ese proceso, pues había que romper el esquema y mentalidad de
trabajar con fichas catalográficas e inducir al proceso de base de datos en
técnicos y profesionales bibliotecarios, documentalista y archivista. Hubo
mucha resistencia al cambio, pero al final se ha logrado el objetivo, pues en
la actualidad es difícil encontrar por una institución que por menos recursos
que tenga algún proceso automatizado posea en su biblioteca.
Hay que reconocer el esfuerzo, empeño, determinación y diligencias que
realizaron en esa época las directoras, directores, encargados, encargadas de
bibliotecas y centro de documentación antes las autoridades para llevar a cabo esos
proyectos, así como se pasaron buenos momentos también hubo momentos amargos y
decepcionantes, aún así, sin ese respaldo no habría sido posible lo que
actualmente se está viviendo en la profesión, mis respetos.