lunes, 16 de diciembre de 2013

“Green libraries” o Bibliotecas sostenibles



Las “Green libraries” o bibliotecas sostenibles se engloban dentro de un movimiento mayor de arquitectura o construcción “verde”, es decir, ecológica y sostenible. Pero, ¿por qué las bibliotecas deben ser edificios sostenibles? Podemos justificarlo por varios motivos: por un lado las bibliotecas son un servicio a la comunidad y deben mantener siempre una actitud comprometida con la sociedad, y por otro una mayor independencia económica puesto que en un edificio sostenible los costes de mantenimiento son menores. Esto último no es un asunto baladí si tenemos en cuenta que las bibliotecas son de las primeras en la lista para sufrir los recortes presupuestarios. Hay quien dice que también debe hacerse por una cuestión puramente de imagen, pero esto último lo dejaremos para aquellos menos “idealistas”.
En Estados Unidos existe una organización sin ánimo de lucro llamada “United States Green Building Council” (USGBC) que se ha encargado de desarrollar un sistema de calificación o estándar que se utiliza para determinar si un edificio es sostenible o no. En este sistema conocido comúnmente como LEED(Leadership in Energy and Environmental Design) existen diversos niveles en los que pueden categorizarse los edificios, siendo el más bajo el “certificado” para aquellos que obtengan 40 puntos y el máximo el “platino”, para los edificios que obtengan más de 80 puntos.
Pero, ¿cuáles son las categorías que sirven para dar una u otra valoración a los edificios? Según LEED, deben tenerse en cuenta cinco categorías: la localización del edificio, la conservación del agua, la eficiencia energética, los materiales, la calidad del aire en el interior y una categoría “extra” para la innovación y el diseño. Todas ellas serán descritas con mayor detalle más adelante, pero antes conviene aclarar algunas cuestiones sobre la especificidad de las bibliotecas.
En este sentido, ¿los edificios destinados a las bibliotecas deben ser considerados igual que edificios que tenga cualquier otra finalidad? Es obvio que las bibliotecas tienen unas necesidades propias y específicas que no afectarán a otros edificios, por lo que hay que tener en cuenta sus particularidades.
Una de las principales funciones de la biblioteca es la preservación de los materiales, misión que requiere unas pautas y condiciones muy específicas que pueden entrar en conflicto con las necesidades de uno de los principales protagonistas de las bibliotecas, los usuarios. Por ejemplo, ¿es igual la luz que necesita un investigador o lector que aquella que pueden recibir determinados materiales?, ¿las temperaturas exigidas para la conservación de ciertos materiales son compatibles con las requeridas por los usuarios para encontrarse cómodos en la biblioteca? Es aquí donde la sostenibilidad puede encontrar algunos obstáculos que, con una buena organización y la ayuda de todos los avances tecnológicos a nuestra disposición, seremos capaces de superar.
Como decía anteriormente, un edificio sostenible, en este caso una biblioteca, debe tener en cuenta diversos elementos que se agrupan en cinco categorías:
  • Selección del emplazamiento. Este sería el primer paso, puesto que antes de construir, hay que elegir el lugar adecuado. Algunos de los aspectos a analizar son: el impacto del edificio en el entorno, facilidades de acceso al edificio, etc.
  • Conservación del agua. Aquí pueden seguirse muchas estrategias, como la colocación de sistemas que aprovechen el agua de la lluvia para regar, el uso de accesorios con un bajo uso de agua, etc.
  • Conservación de la energía. Uno de los mayores problemas en muchos edificios es la temperatura, lo que obliga a recurrir excesivamente a sistemas de calefacción o de aire acondicionado. La construcción de un edificio sostenible debe estudiar y aplicar estrategias que permitan una reducción en el uso de esos sistemas que causan emisiones contaminantes, intentando que la temperatura sea lo más agradable posible por medio de métodos naturales: una correcta ventilación y luz natural, uso de energías renovables, sensores para la iluminación, etc.
  • Materiales de construcción. Deben elegirse aquellos que causen el menor daño posible al medio ambiente, preferiblemente reciclados siempre que sea posible, así como renovables. Además, la sostenibilidad también significa preocuparse por el origen de esos materiales: ¿cómo fueron obtenidos?, ¿se han respetado los derechos de los trabajadores o de los habitantes de esas zonas?, etc.
  • Calidad del aire en el interior. La falta de ventilación puede dañar no sólo a las personas, sino los materiales que las bibliotecas preservan en su interior. Hay que observar si se usan pinturas que puedan resultar tóxicas, si el aire se recicla o renueva correctamente, etc.
En la primera década del siglo XXI cada vez más bibliotecas se han unido a este movimiento sostenible, por lo que podemos encontrar un buen número de ejemplos. Algunos de los más destacados son:
Estados Unidos
  • Seattle Central Library. Inaugurada en 2004, está ubicada en una zona urbana accesible por transporte público, con un sistema de almacenamiento del agua de la lluvia, un acristalamiento especial que permite reducir las altas temperaturas y en cuya construcción se usaron un gran porcentaje de materiales reciclados.
  • Merced Library, en la Universidad de California. Construida en 2005 principalmente con cemento y vidrio, se considera que consume un 50% menos de energía que edificios de similar tamaño. Para la construcción de elementos interiores se usaron materiales reciclados y un porcentaje muy alto de ellos tenían una procedencia local, lo que produjo importantes ahorros de energía en su transporte.
Asia
  • National Library Board Singapore. Abrió en 2005 y está considerado como el edificio más “verde” o sostenible de todo el mundo. Utiliza sensores para la luz y sus paredes permiten la entrada de luz natural.
  • Taipei Public Library. Abrió sus puertas en 2006 y entre sus particularidades se encuentra el hecho de haber sido construida con materiales reciclados, así como el uso de paneles solares para generar electricidad.
España
En España son varias las bibliotecas que han tomado medidas para ser lo más sostenibles posible, tales como:
  • Biblioteca de la Universidad de Burgos. De acuerdo a la política medioambiental existente, se han ido marcando objetivos tales como la reducción del consumo de papel, la instalación de tomas de luz alimentadas por energías renovables, reducción del consumo de electricidad, etc.
  • Biblioteca de la Universidad de Oviedo. Tal y como ellos mismos indican en su página web, esta biblioteca promueve la adopción de medidas que favorezcan las buenas prácticas en medio ambiente y sostenibilidad. Algunas de esas medidas afectan al consumo de luz (por ejemplo sustituyendo las bombillas normales por bombillas de bajo consumo o apagando todos los aparatos al final de la jornada), al consumo de papel (reutilizándolo y reciclándolo, así como disminuyendo en la medida de lo posible su consumo), a las instalaciones de agua, sustituyéndolas por aquellas que permitan minimizar el gasto, etc.
Cabe esperar que todas las iniciativas que se han puesto o están en disposición de ponerse en marcha, respondan a una verdadera concienciación sobre la necesidad de respetar el medio ambiente y llevar a cabo una “existencia” sostenible en todos los ámbitos.
Por último, si os interesa saber más sobre estas bibliotecas y sobre la posición de la ALA al respecto, podéis obtener más información en http://www.ala.org/tools/green-libraries.

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